Siete de Bastos
- goizekoizarra
- 24 ago 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 dic 2024

Todo gira en torno a la toma de decisiones.
A que hora me levanto, que me digo,
con que ropa me visto, cual es el alimento que ingiero…
Y así, infinitos cruces, en los que tomamos un camino
u otro.
Responsabilizarme cuando la decisión que tomo,
no llega a satisfacerme como yo creía que lo iba hacer,
es mas importante si cabe.
Este camino que recorro a mi parecer erróneo,
puede servirme de trampolín el día de mañana,
por todo lo aprendido mientras transitaba entusiasmado.
Hoy no lo veo.
A veces recibo el aviso del cuerpo.
Asustado, me pone en alerta.
Cuando me embarco rumbo a lo desconocido
todos los sentidos se ponen a trabajar
para que el sistema, es decir el ser,
salga airoso.
Que el suelo sobre el que piso, desaparezca,
las referencias entre las que camino, se difuminen,
o el sentido del equilibrio, se descompense,
hace que las dudas se acerquen al abismo.
Tanto tiempo caminando cuesta arriba sin saberlo,
tanto sudor regalado,
que al sentir el aire fresco del suelo que se allana
me desvanezco sin fuerzas ante el futuro inmediato.
Vértigo, reposo, oscuridad, respiro.
En pie de nuevo,
paseando suave,
girando sobre mi con la cautela de andar por lo salvaje,
mis ojos descansan sobre una figura rectangular
que surge del fondo.
Llaman a la puerta.
Quiero abrir. Pero mis pies se paran ante ella.
Una voz es arrastrada por el viento del este…
¡Cógela! –susurra.
Con la delicadeza de una garza,
mis manos exploran el suelo,
aclarándose lo que poderosamente ralentizó mi paso.
Giro la carta para ver que muestra.
El ocho de bastos.
Cuando el aliento de alguien sabio
no acude a mi llamada,
a veces, la propia vida contesta.
Aprender a escuchar cuanto sucede a nivel interno,
es igual de importante que saber leer,
cuanto sucede a nivel externo.
Comments