No estoy, No soy

Confundo mi pertenencia en el grupo con la creencia,

sino estoy, no soy, no pertenezco.

Pero, ¿desde donde estoy?

Para poder ir a una fiesta de cumpleaños,

necesito que me inviten.

Para ello,

necesito estar en el momento justo en el que se planea,

o dentro de los márgenes de quien celebra.

Sino estoy, no voy, no soy, no pertenezco.

Para poder generar un espacio de confianza e intimidad,

necesito dedicación.

Y es tiempo.

Mi tiempo.

Sino dedico, no estoy, no soy, no merezco, no pertenezco.

Para poder sentirme alguien,

necesito involucrarme en eventos, actividades y planes.

Darme a conocer, escuchar, ser escuchado.

Sino soy escuchado, no estoy, no conozco, no soy, no pertenezco.

¿Podemos ser, sin estar presentes?

¿Pertenecer, sin estar?

Acostumbrados a vivir de cara al otro,

si sigo mi camino,

sea cual sea,

dándome cuenta desde donde lo hago,

es posible que,

la sensación de no encajo,

no cuentan conmigo,

no soy visto,

no soy reconocido…

tenga por momentos,

piedras y arena seca

con las que mis pies se hieran,

y con el paso de los días,

el lugar que encuentre en todos esos espacios,

sea el mío propio.

Tan importante es el contacto con el otro,

por seres sociales que somos,

como retirarme a tiempo,

para que el exceso,

no sature el agua que me compone.