Cruce de Caminos
- goizekoizarra
- hace 1 día
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Cuando termino un proceso de entrega,
hay un camino que la vida misma impone sin escusas,
Volver.
Todo en mi está quieto.
Un cierto desapego tatuado en el cuerpo,
miradas de amor hacia mi, hacia las personas.
De ahí que volver, sea fácil.
Y difícil.
En unos días el contacto con el mundo exterior
tras esta burbuja de encuentros,
las sensaciones generadas se irán difuminando,
y sin desaparecer,
comenzaran a formar parte de un recuerdo lejano.
Volver.
Poco a poco.
Con pequeñas burbujas
para hacerme la vuelta más fácil,
aunque el contacto con esa otra realidad,
sea inevitable.
Por momentos, al aparecer el miedo,
encuentro aberturas por las que escurrirme
y aislarme todo lo que me sea posible.
¿Y si pudiera estar así, siempre?
Es una decisión, un camino que veo alejarse
cuando me sitúo enfrente de la bifurcación.
Es un gran paso.
Soltar el miedo a sentirme responsable
del dolor que se presente,
hacerle espacio
y con amor
abrazar cada instante
para que durante mi caída,
sienta la fuerza destructiva que un día fui,
transformarse en abono de un campo de lavanda
predestinado a crecer.
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